Nuestra Singularidad, por Serge Halimi

Publié le par Sol

Traducción del artículo de Serge Halimi: Notre singularité publicado en le Monde Diplomatique en su edición especial de enero 2011

  

La Prensa escrita se tambalea. La mayoría de los periódicos se ven confrontados a un estancamiento de sus audiencias que fragiliza su equilibrio económico, amenaza su sobrevivencia y cuestiona su rol en la batalla de las ideas.

 

El número de personas conectadas en el ciberespacio para extraer informaciones, a menudo gratuitas, y abundantes, no cesa de aumentar. Los gastos de conexión a la red, a los cuales se añade el precio de las suscripciones a los celulares, absorben lo esencial del presupuesto de comunicación de los hogares. En consecuencia, algunas personas han dejado de comprar periódicos, persuadidos de que la información ofrecida en lo sucesivo, había perdido todo valor y de que aquella que todavía hay que pagar se ha vuelto muy cara.

 

Si se trata de seguir la actualidad hora por hora, de combinar informaciones dispersas producidas aquí y allá, de acelerar la circulación de las noticias, de reaccionar de inmediato y de romper el monopolio de los grandes medios sobre la información y el comentario, el aporte de Internet es indiscutible. Resulta menos evidente para quien desea comprender un caos de eventos, jerarquizar el desarrollo de la actualidad, darse el tiempo para reflexionar el sentido de la historia, el encadenamiento de las causas y de las consecuencias.

 

Gracias a sus investigaciones, a sus reportajes, a las miradas cruzadas de sus centenares de colaboradores, ocasionales y regulares, franceses y extranjeros, especialistas reconocidos o francotiradores, Le Monde diplomatique puede ir más allá del copiado de ideas producidas y reproducidas por todo lado.

 

En Francia, la propiedad de los grandes medios está concentrada en manos de algunos grupos industriales y financieros, todos cercanos al Elysée, entre ellos dos fabricantes de armas –Lagardère (Hachette) y Dassault (Socpresse)  - y un grupo de construcción y de trabajos públicos (BTP), Bouygues. Por otro lado, el hombre más rico de Francia, M. Bernard Arnault, propietario de LVMH, se “regaló” Les Echos con el apoyo declarado del jefe de Estado. En fin, dos de los principales cotidianos “gratuitos” del exágono pertenecen al Sr. Vincent Bolloré, él también cercano del Sr. Nicolas Sarkozy.

 

Pero la crisis de la prensa no se resume a la competencia de Internet o a la identidad de quienes la poseen. También padece de una mirada social estrecha, de una oferta uniformizada. Hacer corto, hacer “people”, hacer rápido, hacer polémica y hacer hablar a los mismos se ha convertido en sinónimo de hacer periodismo.

 

Suscribirse, en el momento en que libramos una batalla mediática asimétrica frente a los gigantes de la comunicación, constituye en consecuencia un acto de resistencia a la uniformización de la información. Es también una señal de interés y de apoyo a favor de una prensa irrespetuosa, curiosa, independiente.  Diferente, simplemente.

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